Lo menos importante de la vida.
Aquellos días pasaron, mi agonía seguía
sin parar o sin saber una dirección.
Se iba por si sola, no espero a nadie y menos
a mi, no me necesitaba.
Quería buscar a alguien que sea nuevo, se
cansó de ser agonía para mi y me dejó.
No dijo ni una palabra, obviamente no la
dejaba hablar.
Mi propia agonía es tan insignificante que
ante los hechos no quería pasar conmigo pero
la necesitaba.
Era importante, eramos amigas.. O al menos eso pensé,
en los momentos donde ya no pude más venía
a mi para hacerme compañía.
Se hacía llamar agonía y eso bastaba con tal de
estar a mi lado, lo destruyó todo sin avisarme.
Pero cuando se fue de mi lado me di cuenta que no
la necesitaba, acepté su partida y no permitiré
que vuelva entrar aquella que se hacia llamar
agonía en mi vida.